"Una frase, Javier. Deciles una frase." Como respuesta, nada. Sólo la cara de susto y preocupación de un chico de 19 años que pisaba por primera vez el aeropuerto de Barcelona y era invadidopor un monstruo. Un todo formado por cien periodistas, otras tantas cámaras de televisión y micrófonos que se extendían como mandíbulas que buscaban un mordisco suyo y un sonido aterrador de 250 hinchas que vibraban "Savioooola, Savioooola" y empujaban para tocar un pedazode su nuevo ídolo.

"Una frase, Javier, deciles por lo menos una frase", gritaba descontrolado Toni Ruiz, uno de los encargados de prensa del Barcelona que se había acercado al aeropuerto con la misión de que las cosas salgan en forma ordenada. Como respuesta, nada. Javier Saviola no abría la boca. Lo tomaron de los hombros y otra vez adentro, a la zona reservada sólo para los pasajeros. La saviolamanía necesitaba un gesto y ahí estaba. La saviolamanía había nacido.

La explosión en el aeropuerto fue la consecuencia del fenómeno. La causa habría que buscarla en el inflador mediático, en una actitud de los dirigentes del Barsa casi de espías e inteligencia y, ante todo, en dos años de sequía de éxitos que hace que todos en Barcelona vean a Saviola la llegada del salvador. Comentan los presentes que la ultima que la ultima vez que paso algo parecido fue con la llegada de Ronaldo al Barcelona. Todo suma y convierte al chico de 19 años en un fenómeno comparable a una estrella de rock.

Luego del descontrol se dirigió hacia el hotel Niza, almorzó con Alfredo Cabrera Brizuela y un directivo local, durmió una siestita de una hora y media, se duchó, se dirigió a una clínica para que le hicieran la revisión médica (obvio la paso sin problemas), fue presentado oficialmente en conferencia de prensa y, al fin, pisó el mítico Camp Nou.

El presidente Joan Gaspart le regaló unos tiradores con loscolores del Barsa y la bandera catalana. También estuvo

colores del Barsa y la bandera catalana. También estuvo Nicolau Casaus, legendario directivo del club que también ocupó un lugar privilegiado cuando Diego Maradona se puso la blaugrana en 1982. Eso sí, Javier evitó comparaciones y respetó algunas declaraciones del Diez en las que criticaba a la gente del Barsa. Mientras, y más allá de la expectativa y acoso, Saviolita nunca perdió la calma ni la sonrisa más allá del cansancio por el viaje y la recepción. Muchos menos cuando le tiraron una pelota y empezó a hacer jueguitos, en un estadio que lo sorprendio por su belleza y esctructura. "Es impresionante", comentó mientras el repiqueteo de los flashes de los fotógrafos era incesante. Aunque es muy probable que use la 7 (como siempre), la primera camiseta que se puso tenía su nombre, pero no el número ("no tengo problemas y voy a jugar con el numero que me den"). Cero problemase hizo, por supuesto, y hasta metió un par de piques con la pelota al pie. De reojo, seguramente miró los arcos, en los que buscará ratificar la relacion idílica que ya tiene con los hinchas del gigante catalán.

"Sé que no vas a decir que cuando eras bebé ya deseabas jugar en el Barcelona, pero has demostrado sobradamente que queríasjugar en nuestro equipo", le dijo Gaspart. "Para mí, esto es un sueño. Llegar a un club como éste es algo especial, que no se da todos los días", retribuyó con diplomacia. Para esta recepcion, el club debió abrir una sala anexa, que rara vez usa, cercana al museo. Es que había 150 medios de prensa de todo el mundo. También estaba Carlos Rexach, Rivaldo y compañia. De pronto, Javier vio a Bonano y su sonrisa se agrandó.

Algunas frases destacadas de Javier:

- "Hace tiempo que tenía ganas de estar en Barcelona. Por suerte, ese sueño se hace realidad y ojalá que venga acompañado de títulos. Pero ahora me toca acostumbrarme a este país, lo cual va a ser un poquito difícil."

- "No me considero el fichaje estrella. Sé que el club tiene grandes jugadores, que pueden definir partidos y ganar campeonatos. Vengo a sumar y a pelear un puesto en forma leal."

- "Mi deseo es ganár títulos y hacer lo posible junto a mis compañeros para llevar al Barcelona a la cima"

- "No me siento el Zidane del Barsa. Para nada. Soy uno más, lo repito."

Conclusion: respuestas cortas y evitando polélica. En todo momento se puso a la altura de sus compañeros y evitó cualquier celo pasajero. No sea cosa de armar más descontrol todavía. Se entiende su postura.

Lo que tanto buscó, lo consiguió. Javier Pedro Saviola comenzaba su ciclo en el Barcelona...